Hace ya casi un año que se identificó por primera vez el virus de la influenza pandémica. Su rápida diseminación entre humanos en numerosos países de todos los continentes, devino en la primera pandemia de influenza en el nuevo milenio. 213 países confirmaron casos y al menos 17.483 personas han fallecido a nivel mundial.
Varios millones de personas han padecido la enfermedad, la gran mayoría de ellos de manera benigna. No obstante, muchos otros han padecido formas graves de la enfermedad que han requerido hospitalización y cuidados intensivos. La incertidumbre sobre la evolución de la pandemia no ha descendido, si bien los recursos de la tecnología moderna y la globalización de la información han permitido como nunca una mejor vigilancia epidemiológica del virus, un mejor y mas rápido conocimiento de su capacidad de diseminación, virulencia y capacidad de crear resistencia a los medicamentos antivirales. También los avances tecnológicos han permitido disponer desde el mes de septiembre de 2009 de una vacuna efectiva y segura. Muy escasas han sido las reacciones secundarias luego de la inmunización y las muertes relacionadas con su administración.
El tiempo transcurrido desde el comienzo de la pandemia, la falsa percepción de que se trata de una enfermedad benigna y la insuficiente confianza del público luego de una intensa campaña en los medios que sembró dudas sobra la enfermedad, sobre las medidas de salud pública recomendadas por la OPS-OMS y sobre la vacuna han debilitado la disposición de las personas a recibirla. No obstante, sabemos mediante pruebas bien sustentadas y avaladas por la OMS que la vacuna es la mejor y mas segura forma de prevenir la enfermedad, especialmente en las personas mas vulnerables y en el personal de salud. Muchos países, como los Estados Unidos de Norteamérica disponen de gran catidad de vacuna, luego de haber inmunizado a unas 90 millones de personas, aún quedan por vacunar a unas 110 millones mas y las autoridades de salud de ese país urgen a la población a recibir el inmunógeno. En Europa varios países se encuentran en similares condiciones. En Latinoamérica, la gran mayoría de los países han iniciado con entusiasmo sus campañas de vacunación, México, Colombia, Panamá, Chile, Argentina y Brasil recibieron la vacuna adquirida mediante en Fondo Rotatorio de la OPS y han procedido a vacunar a las embarazadas y otras personas en grupo de riesgo. En Venezuela, las autoridades de salud están paralizadas entre contradicciones injustificadas y decidieron posponer la campaña de vacunación contra la influenza pandémica que debió iniciarse en enero de 2010. Estamos convencidos que la peor decisión de salud pública, en este caso, es no hacer nada y permitir que la población aun susceptible de padecer la enfermedad (que no tiene inmunidad) sea atacada por el virus. Hasta ahora, oficialmente en Venezuela han fallecido 134 personas como consecuencia de la pandemia (sin contar los indígenas Yanomami que fallecieron entre octubre y noviembre de 2009 y que no han sido reconocidos por el MPPS), 24 de las personas fallecidas eran embarazadas. Más de 580 personas han requerido hospitalización, muchos de ellos graves tuvieron que recibir cuidados intensivos. El MPPS ha admitido que repartió 56.000 dosis de tamiflu, lo que indica que el número de casos con enfermedad similar a la influenza fue mas de 20 veces superior al número de casos confirmados reconocidos por las autoridades de salud. Algunos datos recientes del comportamiento epidemiológico del virus indican que el número de casos ha aumentado en algunos países, (Varios estados de USA, México, Centro América y Brasil, Bolivia y Perú) y que es posible que el virus vuelva a circular rápidamente como lo hizo en 2009, en las estaciones de primavera y otoño del hemisferio norte y el comienzo del invierno en el hemisferio sur. De ser así, estaríamos en el período precedente a una tercera onda epidémica, pero no podemos predecir que esto ocurra. El silencio de las autoridad de salud en nuestro país sobre la influenza pandémica, tampoco contribuye a sensibilizar a la población para prepararse ante esta nueva eventualidad, ni a reclamar la protección mediante la vacuna, que al parecer, tampoco será incorporada al Plan de Relanzamiento del Programa Ampliado de Inmunización que ha recibido amplia divulgación.
En la Comisión de Epidemiología de la Red de Sociedades Científicas Médicas de Venezuela, coincidimos, una vez más, en la necesidad de inmunizar a la población contra la influenza pandémica. Urgimos a las autoridades sanitarias del MPPS a reconsiderar la decisión de posponer el inicio de la campaña de inmunización contra la influenza pandémica.Por nuestra parte, seguiremos sensibilizando al público y a los profesionales de la salud para promover el camino correcto recomendado por la OMS sobre este asunto.La nueva campaña de medios para promover la inmunización debe sustentarse con argumentos convincentes tales como:
1. La influenza pandémica no es una enfermedad benigna.
2. Han muerto al menos 134 personas en Venezuela en los últimos 10 meses por complicaciones de la enfermedad. (1 de cada 21 pacientes confirmados)
3. Uno de cada 6 de las personas fallecidas eran mujeres embarazadas sanas y jóvenes.
4. Uno de cada 4 pacientes con influenza pandémica confirmada que requirieron hospitalización fallecieron.
5. La vacuna se ha aplicado a nivel mundial en mas de 150 millones de personas y es capaz de proteger a las personas vacunadas contra la enfermedad sin provocar reacciones secundarias o complicaciones de importancia. Es efectiva y segura. Los grupo de riesgo deben ser vacunados. Deberá incluirse la vacuna en el Programa Nacional Ampliado de Inmunizaciones.
6. El virus se mantendrá circulando durante mucho tiempo y no se sabe como se comportará produciendo nuevas olas epidémicas en los próximos meses y años.
7. El mensaje se fortalecerá si contamos con el apoyo de las Sociedades Venezolanas de Infectología, Microbiología, Salud Pública, Puericultura y Pediatría y Obstetricia y Ginecología. Además de las Organizaciones no gubernamentales de Padres y Representantes preocupados y concientes del riesgo y, a la vez, fortalecer alianzas con los medios de comunicación, Academia Nacional de Medicina y Universidades para multiplicar la divulgación de las recomendaciones para prevenir la enfermedad.No vacunar y perder la oportunidad de proteger a los susceptibles sería contrario al mas elemental sentido común. Estamos concientes de que ahora tenemos una mayor dificultad: combatir la enfermedad, convencer al público, a los médicos y a las autoridades.
José Félix Oletta L.
Ana C. Carvajal
Saúl O. Peña